dimecres, 21 de novembre del 2012

Montmorency Falls

Estas cataratas están sólo a 15 minutos de Québec City, así que era casi una escapada obligatoria. La cascada tiene 83 metros, 30 metros más que las del Niágara (me cuenta la Wikipedia…). Se encuentra frente a la isla de Orleans y desde la cima se puede disfrutar de un paisaje alucinante.

  Montmorency Falls

Al llegar allí me ofrecieron un descuento para el teleférico y pensé: lo guardo para más tarde, primero me acerco un poco…. Porque hay dos maneras de subir a la cima de la cascada: con teleférico o con incontables escaleras.

Pero una vez te has acercado un poco (léase tapa la cámara que se moja), el teleférico está muy lejos y las escaleras están ahí. Todas ellas. Que son muchas… dónde muchas son demasiadas. Y por supuesto, aquí tampoco faltan los que se preparan para las Olimpiadas (he decidido ignorar que probablemente sólo se trata de gente más sana que yo), que las suben de dos en dos.

Incontables escaleras

En fin, que después de subir las escaleras (muchas, por si no quedaba claro…), se disfruta de vistas como éstas. Así que no sólo me pude sentir orgullosa de llegar arriba: valió realmente la pena.

Vistas desde  Montmorency Falls

Vistas desde  Montmorency Falls

Vistas desde  Montmorency Falls

Una vez arriba, puedes cruzar el puente sobre la catarata, darte un paseíto por el bosque, y bien… no decepciona para nada. Desde aquí se puede ver realmente el contraste de los colores de Québec en otoño. 

Colores en  Montmorency Falls

Colores en  Montmorency Falls

Excursión breve, ¡pero muy recomendada!

Yo estuve allí... y subí las escaleras


Québec City

Uno de los sitios que más me habían recomendado en Québec era Québec City. Que si es precioso, que si en esta época es mucho más bonito porque las hojas están cambiando… Pues sí, es inexplicablemente precioso. Y por eso no voy a escribir más y sólo pondré fotos…

Québec City

Québec City

Es coña… ¡Cómo si yo pudiera quedarme callada! Bueno, os pongo un poquito en contexto: Québec es la provincia francófona de Canadá y Québec City es su capital. Se encuentra a las orillas del río San Lorenzo y eso le da unas vistas muy privilegiadas.

Vistas desde la Ciutadela

Uno de sus edificios más emblemáticos es el Château Frontenac. Se encuentra en la ciudad vieja, en un paseo de madera junto al acantilado: la Terrasse Dufferin.

Château Frontenac
La Terrasse Dufferin

La parte de encima de los acantilados se la conoce como ciudad alta y por debajo, ciudad baja (¿sorprendidos?). También hay una muralla que rodea la parte antigua (4,6 km), y aunque para nosotros esto es común, en norte América no lo es tanto y es la única ciudad amurallada que se puede encontrar.

Y bueno, personalmente me pareció una ciudad con mucho encanto, pero algo aburrida. Es decir, cuando ya has paseado un poquito por todas partes… no hay nada que hacer. Hay quién dice que sí, que hay vida después de las 5 de la tarde… Pero como hemos sido unos cuantos que no, ¡hasta que no lo vea no me lo creo!

Québec City

De vez en cuando me encuentro galerías de arte Inuit por ahí, y cómo sigo enamorada de sus esculturas voy haciendo fotos mientras pienso en cómo hacerme rica y llevármelo todo a mi palacio lleno de unicornios.

Arte Inuit

Arte Inuit

Arte Inuit

Finalmente os dejo una foto de la fachada del ayuntamiento, faltaba como un mes para Halloween. Es cómo celebrar la Navidad dos veces, pero una de ellas en plan siniestro… ¡me encanta!

Halloween

divendres, 16 de novembre del 2012

Biosphere, Jardín Botánico y Olympic Park

Me quedaban algunos sitios por ver en Montreal, así que mi amiga Jinhui y yo decidimos aprovechar un día de sol (que no tiene nada que ver con un día caluroso) para acercarnos a verlos.


Nuestra primera parada fue en la Île-Sainte-Hélène, que se encuentra en el río San Lorenzo. Se trata de una isla pequeñita y llena de naturaleza (a la que llegas en metro, ¡me encanta!). En esta isla tuvo lugar la expo del 67 y una de sus estructuras más destacables es la Biosfera, que en su momento fue el pabellón de Estados Unidos y ahora acoge un museo dedicado al medio ambiente.

Biosphere

La estructura es realmente curiosa y el interior probablemente muy didáctico. O no. Esperemos que sí, porque parece el típico museo de salida cultural del cole… Eso sí, cuando lo vi me acordé de Silvia, que es de las pocas personas que conozco que sé que lo disfrutaría mucho.

Otro de los encantos de la isla son sus jardines, en verano debe ser ideal para hacer un picnic. En esta época mejor no… Casualmente, el día que escogimos para ir había una especie de maratón entre colegios, así que nos encontramos con cientos de niños gritando y corriendo por todas partes (¡el museo estaría vacío!). Y cuando digo cientos me refiero a que lo mismo eran más de mil, pero no sé contar a ojo y prefiero cortarme un poco...

De todas formas, la parte que más me gustó de la isla fueron sus vistas. Se puede ver la ciudad desde el otro lado y yo soy muy fan de esas cosas:

Montreal desde la Île-Sainte-Hélène

Segunda parada: Olympic Park y Jardín Botánico. El parque olímpico se diseñó para los juegos de 1976 y sorprende por lo modernos que son los edificios. Sólo me paseé por el exterior y me recordó mucho a Montjuïc (sí, ¡así de original soy!). En el recinto también se encuentra el Biodôme, una especie de zoo muy especial (cómo que no le llaman zoo, vamos), un museo vivo: recrea diferentes ecosistemas. Yo no lo he visitado todavía porque los zoos no me atraen… pero cómo resulta que no es un zoo y me lo han recomendado muchísimo, quizás lo visite y salimos de dudas (sobre si es un zoo o no).

Olympic Park

Sobre el Jardín Botánico, qué decir… yo tenía muchas ganas de visitarlo porque por esas fechas había una exposición de faroles chinos. Y bien, un jardín botánico es un jardín botánico: es bonito, interesante y probablemente algo diferente a los que conocemos. 

Jardín Botánico

Jardín Botánico
 
Pero la verdad es que esta época del año no es la ideal para visitarlo, hacía muchísimo frío… y aunque los faroles prometían bastante, eran las tres de la tarde y el sol (sí, ese que no calienta) iba desapareciendo. Además, el show de los faroles empezaba a las 6 así que… nos fuimos a Tim Hortons.

He de decir que la entrada me pareció excesiva (17 dólares). En verano debe ser un sitio muy agradable dónde pasear y pasar el día, pero no lo es en esta época. Así que un precio de temporada baja no estaría nada mal.

Faroles chinos de día

dijous, 1 de novembre del 2012

Bellas Artes en Montreal

El Musée des beaux-arts de Montreal es enorme, el más grande de Montreal. Lo componen tres edificios de varias plantas y alberga una colección permanente muy variada: artistas nacionales e internacionales, diferentes épocas y estilos… También dispone de alguna exposición temporal: durante mi visita tuve la ocasión de ver la colección de Pop Art de Tom Wesselmann.

He pensado que la mejor manera de compartir con vosotros mi visita al museo es mostraros algunas de las obras que más me gustaron. Me dejaré lo mejor para el final...

 
Odile, Jean-Philippe Dallaire, 1957

Signes dans l’espace, León Bellefleur, 1948

Sunset Nude, Floral Blanket, Tom Wesselmann, 2003

La siguiente obra la escogí en especial para mi hermano, es un amante de los quads y sé que le gustará:
Jouet d’adulte, BGL, 2003

Jouet d’adulte, BGL, 2003

A continuación os dejo una de mis preferidas, representa a la muerte abrazando a una joven:

Et toujours!! Et jamais!!, Pierre-Eugène-Émile Hébert, 1860

Et toujours!! Et jamais!!, Pierre-Eugène-Émile Hébert, 1860

Et toujours!! Et jamais!!, Pierre-Eugène-Émile Hébert, 1860

Y finalmente, mi gran descubrimiento: el arte Inuit. 

Los Inuit son los nativos de la región del norte de américa, los esquimales de toda la vida. Pero al parecer, la palabra esquimal significa literalmente “devoradores de carne cruda”, por lo tanto no está bien visto llamarles así y en Canadá no se usa. 

Pues bien, el pueblo Inuit hace maravillas. Me tiene fascinada…

Drum Beater, Karoo Ashevak, 1973

Shaman Transformation, Andrew Innuklun, 1971


Seal’s Head, Davidee Mannumi, 1953

Man/Shaman Crouched on Top of Bear, Samwillie Amidlak, 1950